En este momento que escribo tengo 59 años y soy una mujer productiva. Cuido a mi mamá que tiene 83 años, con un proceso de deterioro cognitivo y una artrosis galopante.
Experimenté una tendinitis en el pie derecho, que para este momento ya superé. Uno de esos días que no podía caminar bien, una de las hermanas del ancianato donde vive mi mamá, me dijo "Señora Leonor será que me va a tocar cuidarla a usted también".
Esto fue un llamado de alerta para mí. Primero porque me di cuenta que necesito cuidarme y no excederme, y segundo porque me activó uno de mis mayores miedos: A perder mis facultades y no haya nadie quien me apoye y me cuide.
Si algo he aprendido a lo largo de estos años, es que tener familia no implica que van a cuidar a tu familiar y por ende, tampoco a ti.
No todos asumimos el reto de cuidar a un familiar. Y claro, es una decisión personal. Cada quien decide si quiere o puede y hasta dónde está dispuesto a comprometerse.
No todos asumimos el reto de cuidar a un familiar. Y claro, es una decisión personal. Cada quien decide si quiere o puede y hasta dónde está dispuesto a comprometerse.
Resentimientos y Miedos Salen a Flote
Cuando nuestros padres y familiares cercanos llegan a mayores, salen a flote los demonios que hayamos vivido en la familia mientras crecíamos y madurábamos como personas: resentimientos, dolores, miedos, heridas, celos...
Por supuesto, esto complica la situación porque si por ejemplo, tienes viejos resentimientos con tus padres y te "toca" cuidarlos, podrías sentir toda clase de resistencias y rabias, que tendrán su efecto inmediato, no sólo en tu emocionalidad y bienestar corporal, sino en el trato y la forma como manejes la situación, o en tu decisión de alejarte y dejar el cuidado de tu familiar en manos de otros.
Esto puede ser entre los hijos del adulto mayor, entre los hermanos del adulto mayor, los sobrinos... es decir entre los más cercanos.
También saldrán todas las desaveniencias entre los familiares cada vez que haya que asumir algún compromiso adicional relacionado con el cuidado.
Yo en lo particular, tomé la decisión, después de mi tendinitis en el pie derecho y una lesión muy dolorosa en mi hombro derecho, de trabajar a mi mujer 4x4, que se enfrenta a todo sola, que tiene una extraordinaria fuerza y capacidad para resolver, que le cuesta pedir ayuda y recibirla.
La cuestión está en que en el camino, que no va a estar libre de obstáculos a superar, nos vamos a encontrar con que las otras personas involucradas en el proceso, también tienen lo suyo.
Por ejemplo, si estás, como en mi caso, trabajando en tu capacidad para pedir ayuda y te encuentras con una persona que tiene resentimientos o que no es especialmente solidaria, vas a chocar contra una pared. Por supuesto va a salir tu vocecita de tu 4x4 en tu cabeza que te va a decir "Yo te lo dije. Lo mejor es resolver uno solo." Esta es una gran tentación, pero es necesario darte cuenta de esa vocecita, bajar el volumen al "No" que recibiste y buscar otras opciones y otras personas que sí estén dispuestas a apoyarte en lo que necesitas.
No te voy a caer a embustes. En estos procesos de cuidado, no es que abundan las personas que quieran apoyar de manera solidaria, pero a veces nos llevamos sorpresas con personas que surgen de la nada y sí atienden tu llamado o te ofrecen ayuda sin que se lo hayas pedido.
Y hay algo además que no solemos mencionar y es que cuando recibes ese "no" puede que la otra persona tenga algún tipo de resentimiento, miedo o traba emocional que le impida tender su mano (generalmente es algo inconsciente). Obsérvate con atención. Si notas que te molestas en demasía, comienza a sospechar de ti. Es posible, que esa persona te esté mostrando tu propio resentimiento o algún miedo no resuelto. Es una oportunidad que tienes de seguir profundizando en tu trabajo personal e ir limpiando tu corazón.
No puedes hacer nada ni cambiar al otro, pero sí puedes aprovechar lo que te está mostrando, chequear si tiene que ver contigo y trabajarlo.
En la medida que cada uno vaya trabajando lo suyo, estaremos en el camino de vivir en bienestar, de manera solidaria, aún dentro de una situación difícil, y de esta manera aplicar nosotros la "regla de oro" en la que Jesús nos dice: "Todo lo que querríais que hicieran los demás por vosotros, hacedlo vosotros por ellos". (Mt. 7, 12)
Cambia la Dirección de tu Lente y Mírate
No es una situación sencilla de manejar, y para mí, implica estar dispuestos a mirar lo que no nos gusta de nosotros, a "trabajar" con nuestra sombra y aprender a manejar estas emociones que pueden haber estado guardadas o escondidas durante años, y se nos están presentando en este momento, para entre otras cosas, mirarlas y afrontarlas, y poder vivir la situación con un corazón un poco más limpio.Yo en lo particular, tomé la decisión, después de mi tendinitis en el pie derecho y una lesión muy dolorosa en mi hombro derecho, de trabajar a mi mujer 4x4, que se enfrenta a todo sola, que tiene una extraordinaria fuerza y capacidad para resolver, que le cuesta pedir ayuda y recibirla.
La cuestión está en que en el camino, que no va a estar libre de obstáculos a superar, nos vamos a encontrar con que las otras personas involucradas en el proceso, también tienen lo suyo.
Por ejemplo, si estás, como en mi caso, trabajando en tu capacidad para pedir ayuda y te encuentras con una persona que tiene resentimientos o que no es especialmente solidaria, vas a chocar contra una pared. Por supuesto va a salir tu vocecita de tu 4x4 en tu cabeza que te va a decir "Yo te lo dije. Lo mejor es resolver uno solo." Esta es una gran tentación, pero es necesario darte cuenta de esa vocecita, bajar el volumen al "No" que recibiste y buscar otras opciones y otras personas que sí estén dispuestas a apoyarte en lo que necesitas.
No te voy a caer a embustes. En estos procesos de cuidado, no es que abundan las personas que quieran apoyar de manera solidaria, pero a veces nos llevamos sorpresas con personas que surgen de la nada y sí atienden tu llamado o te ofrecen ayuda sin que se lo hayas pedido.
Y hay algo además que no solemos mencionar y es que cuando recibes ese "no" puede que la otra persona tenga algún tipo de resentimiento, miedo o traba emocional que le impida tender su mano (generalmente es algo inconsciente). Obsérvate con atención. Si notas que te molestas en demasía, comienza a sospechar de ti. Es posible, que esa persona te esté mostrando tu propio resentimiento o algún miedo no resuelto. Es una oportunidad que tienes de seguir profundizando en tu trabajo personal e ir limpiando tu corazón.
La tentación del Juicio
Es muy fácil caer en la tentación del juicio y criticar a la otra persona y ver todos sus defectos e incluso acrecentarlos. Esto sigue siendo tuyo y no del otro. Para ser solidarios es necesario ponernos en el lugar del otro, por ende si juzgo al otro por no ser solidario, tampoco estoy poniéndome en su lugar, y al verme siendo poco empática, tengo la oportunidad de trabajarlo y de esa manera serán menores las posibilidades de que otro me lo tenga que mostrar. Recuerda, Antes de JUZGAR a ALGUIEN piensa que cada persona tiene detrás una historia y una razón para ser como es.No puedes hacer nada ni cambiar al otro, pero sí puedes aprovechar lo que te está mostrando, chequear si tiene que ver contigo y trabajarlo.
En la medida que cada uno vaya trabajando lo suyo, estaremos en el camino de vivir en bienestar, de manera solidaria, aún dentro de una situación difícil, y de esta manera aplicar nosotros la "regla de oro" en la que Jesús nos dice: "Todo lo que querríais que hicieran los demás por vosotros, hacedlo vosotros por ellos". (Mt. 7, 12)





Estupendo Leonor!!! Rescato especialmente eso que señalas que salen a flote los resentimientos cuando te toca cuidar a una persona mayor. Parte de madurar, crecer y prepararse sanamente para una vejez digna, esta el hacerse cargo de curar heridas emocionales no sanadas..,Bien por permitirme hoy pensar en eso 30 años antes.
ResponderBorrar